De 11 a 12 Hs.
(No tiene autor asi que si alguien se hace responsable avise así editamos el texto)
…La profesora Sibill Trelawney caminó maliciosamente hacia los cómodos almohadones en donde Harry y Ron se encontraban sentados. Sus ojos escondidos tras la mole de vidrio de sus anteojos, veían lagrimosamente la cara de Harry. Sus manos, las cuales sostenían temblorosamente los innumerables y abrigadores chales multicolores, comenzaron a elevarse y con sus esqueléticos y avejentados dedos, apuntó directamente hacia los ojos de un muchacho de ojos verdes y pelo negro azabache revuelto. De los ojos de la mujer que se encontraba postrada en medio de la torre de adivinación, brotó una lágrima, una lágrima de falsedad y actuación pensó Harry, quien se preparaba para recibir la predicción de su muerte.
-¡Pobre muchacho!-otra lágrima caía de sus ojos y era acrecentada por el aumento de los anteojos-¡Pobrecito! Los dotes que me fueron heredados hicieron que perciba que la misma muerte acabó de pasar por esta aula hace unos instantes-inmediatamente calló en un falso ahogo suyo.
-¿Y qué es lo que me espera ahora?-preguntó Harry elevando su voz al mismo tiempo que su cólera aumentaba-¿De que forma voy a ser asesinado este año?
-Muchacho tan inocente e ignorante a la vez-aclaró la profesora Trelawney resaltando aquello de ignorante con una voz más potente que la normal- ¡Ay que tonta fui! Nunca logro recordar que ni tu, ni ninguno de tus fieles y leales amigos poseen el maravilloso y muy útil don del ojo interior.
-¡Utilísimo! El año pasado su tan maravilloso don solo sirvió para crear falsas amenazas-exclamó Harry ahora ya muy colérico y ruborizado- A ver, si es tan amable de comunicarme de qué forma voy a morir este año. De esa manera podré agregar un punto más en su lista de fracasos..
-¡Mocoso insolente!¡Cómo te atreves a contestarme de esa forma!- gritó la profesora Trelawney sosteniendo con fuerza sus chales y mirando fijamente a Harry desde sus anteojos, los cuales reflejaban los vapores de diversos colores que los sahumerios arrojaban desde las mesas- ¡50 puntos menos para su tan dichosa y gloriosa casa! Y en cuanto...-pero su grito colérico fue interrumpido por una potente voz que provenía desde la entrada a la torre.
-Nadie quitará puntos a ninguna casa-la voz provenía de una figura distorsionada por los vapores y los humos que hacían dormitar a la mayoría de los alumnos que asistían a clases de adivinación- Profesora Trelawney, creo que debería ser un poco más paciente con sus alumnos. De lo contrario, dejarán de respetarla-
-Lo tendré en cuenta señor Dumbledore- dijo la profesora con un tono tembloroso y nervioso al mismo tiempo. La figura se acercó hacia las tenues luces que despedían las velas negras y rojas que se encontraban sobre las mesas, y perfectamente se pudo observar la figura de un hombre de pelos y barbas blancas, ojos celestes escondidos tras unos pequeños anteojos con forma de medialuna que cruzaban una enorme mole de nariz aguileña- ¿Desea algo señor director?
-Usted sabe perfectamente señorita Trelawney que solo interrumpiría una clase si algo importante es lo que llevo bajo mis brazos-exclamó Dumbledore claramente, como si lo que hubiera dicho fuera algo más que lógico-Venía a avisarles a mis queridos alumnos que pronto se celebrará la fiesta de gala, y como todos sabemos, es el primer año en el que concurren a una celebración de este tipo- se oían los murmullos de los alumnos que se encontraban en el aula y los ojos de la mayoría de ellos se iluminaron, especialmente los de un par de muchachas que se encontraban sentadas en una mesa cercana a la chimenea. Parvati Patil miró de reojo a Harry y a Ron y sonrió con su típica y tonta risa. Harry y Ron no se entusiasmaron mucho, por lo contrario, por sus expresiones parecería que hubieran recibido la peor noticia que pudieran oír- Calma, calma. Antes que nada deber saber que para concurrir deben llevar consigo en forma obligatoria una pareja y solo podrán ingresar al salón de fiesta, que, como todos los años, será el salón comedor, si visten una túnica de gala- exclamó Dumbledore mirando con sus ojos brillantes hacia la clase que lo miraba con mucha expectativa y excitación-Se que faltan unos cuantos días para que llegue el día de la celebración, pero me resulta, a mi parecer, una obligación informarles solo para que se preparen-agregó Dumbledore mirando ahora hacia los almohadones donde Harry y Ron se encontraban y guiñándoles un ojo en forma alegre y amistosa.
La profesora Trelawney se había dirigido silenciosamente hacia su aparentemente cómodo sillón que se encontraba frente a la chimenea y observaba al viejo de barbas blancas que charlaba con los alumnos y los acompañaba en su sentimiento de entusiasmo. Ella, por su parte, reveló en forma directa su desprecio hacia la celebración que tanta euforia producía en sus alumnos, mostrando una expresión de desprecio y rechazo. Trelawney continuó escuchando malhumorada, el discurso interminable de Dumbledore.
-Bueno, creo que eso es todo lo que básicamente deben tener en cuenta para ese día al que espero que concurran con el mismo entusiasmo que siento ahora en este ambiente- exclamó Dumbledore dibujando una sonrisa en sus labios. Luego, levantó su cabeza para agradecerle a la profesora por haber permitido la interrupción de su clase, pero se encontró con una situación con la cual no había previsto enfrentarse. De su cara, se borró la alegre y amistosa sonrisa, y de sus ojos, dejó de emanarse el brillo, para así, dar lugar a una expresión de preocupación.
Harry giró sobre el gran almohadón donde se encontraba sentado y sorpresivamente se encontró con una situación con la que ya se había enfrentado pero que igualmente lo descolocó. La profesora Trelawney se encontraba tomada con fuerza del respaldo de su sillón y con sus ojos, completamente blancos miraba hacia la clase. Harry recordó que el año anterior había sucedido lo mismo, cuando ella había entrado en un verdadero trance. La profesora dio un paso, y luego otro más, y a medida que se acercaba a Dumbledore los alumnos se alejaban de sus asientos y se colocaban contra las esquinas más alejadas. Cuando ella estuvo justo delante de Dumbledore, subió su cabeza y aún sosteniendo sus chales exclamó con una voz que no era la suya, una voz de la que muchos podían temer- “Será este el año en que el vasallo y su amo lo tomarán al niño que vivió, y será por la carne del que se le acercó, el hueso del que lo concibió y la sangre de quien lo condenó, que el más temido del lado oscuro, sus fuerzas retomará y sus alianzas reforzará”-inmediatamente dicho esto Trelawney cayó de espaldas al cálido suelo de la torre bajo la curiosa y miedosa mirada de todos los alumnos.
-¡Bajen inmediatamente al comedor!-gritó Dumbledore a sus alumnos mientras con un movimiento de su varita convertía una vela en una camilla que rápidamente bajó por la escalera llevando encima a la inconsciente profesora de adivinación. Harry miró al asustado Ron, al mismo tiempo que el gran reloj de la torre anunció el paso de otra hora.
martes, 9 de septiembre de 2008
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