martes, 9 de septiembre de 2008

Capitulo 8

De 14 a 15Hs. Por: Lucy Weasley

-Pasa que el que está a cargo de la clase, y discúlpeme señor director, soy yo. Y como sé que si uno no les está encima y les marca los errores, esta clase de alumnos no se dan cuenta lo que acaban de hacer!- Dijo Snape, luego de darse vuelta sobre sus talones para dirigirse a Dumbledore.
-No valla a pensar que intenté desautorizarlo delante de sus alumnos, usted bien sabe que yo confío en usted- todos los Gryffindors se miraron con caras de asombro e incógnita, preguntándose cómo podía ser que le tuviera confianza justo a él ¡Era Snape! Ya comenzaban a creer lo que muchos aseguraban: que Dumbledore estaba loco!- pero, Severus, no le parece que los alumnos están bastante atareados y convulsionados con el Torneo como para andar sacándole puntos! Adiós, profesor!!!- Y saludando, moviendo sincrónicamente los dedos de la mano derecha, cerró la puerta detrás de sí.
Los tres amigos que entre tanto habían ido desviando sus miradas entre los dos interlocutores que estaban ¿peleándose? por definir su futuro, y después de haberse quedado con la imagen del director yéndose del aula con una sonrisa en los labios pero con un comentario perturbadoramente extraño, debían dirigir sus miradas a un Snape confundido pero que a medida que Dumbledore se alejaba transformaba su gesto a una evidente furia que los tendría a ellos como destinatarios, entonces fue que se acercó a ellos muy lentamente, siempre erguido, mirándolos fijamente y con el ceño fruncido pero a la vez con una leve sonrisa, como si en el trayecto estuviese pensando que castigo podría imponerles y gozara con eso. Aunque también podría estar disfrutando de lo que todos los Slytherin disfrutaban que era de la cara de ellos tres, o de que Ron tironeaba de la túnica de Hermione para taparse.
Cuando al fin llegó, se abalanzó sobre Harry:
-Potter, usted, siempre queriendo ganar protagonismo!, sino es colándose en un Torneo que no le corresponde, es parándose en medio de una clase cuando debería estar haciendo una poción, pero siempre con el apoyo del Director.
A Harry, en ese momento le hubiese gustado que se lo trague la tierra, pero no quería que se notase que le tenía miedo a su profesor, se esforzaba por pensar que ya había pasado por cosas más terribles: que había tenido que enfrentarse a Voldemort varias veces; es más, era uno de los pocos que podía nombrarlo; se encontraba en medio de un Torneo al que no se había notado y del que no se encontraba preparado para competir ni para ganar; de repente se le ocurrió que era más fácil de disipar el temor por el Boggart del año pasado que el miedo por Snape en este momento y pasó a imaginarse en que podría pensar de grotesco como para que se convierta su profesor y se le vino a la mente la imagen, que había visto el año pasado, de Snape vestido grotescamente como la abuela de Neville, de repente y saliendo de sus pensamientos, sintió que lo zamarreaban con lo que giró su cabeza hacia su brazo y descubrió que su profesor era quien lo sujetaba, por eso dirigió su mirada hacia los ojos de éste de los que se desprendían chispas de odio, como si le hubiera leído la mente y se hubiese visto a sí mismo vestido de esa manera…
- No se vive sólo de la fama, Potter, haber sobrevivido cuando era un niño no quiere decir que siempre saldrá bien parado de todas las situaciones-y en ese momento frenó sus palabras- Para no perder más tiempo, vallan a sentarse a los lugares que les asigné, que mañana les diré cual será su castigo, tendré que pensarlo muy bien…mhm… después les diré!
Con la cabeza gacha los tres alumnos volvieron a sus lugares, sólo se dirigieron una mirada de alivio preocupado por lo que les vendría, seguramente cuanto más pensara el castigo más cruel sería, en el fondo hubieran preferido que le quitasen puntos a su casa…
Cuando llegaron a sus bancos, la que mejor la pasó fue Hermione que encontró a Parvati con la poción casi lista aunque no había podido estar revolviéndola permanentemente a causa de la resistencia que habían presentado unas algas plateadas que era la primera vez que Hermione veía con lo cual le ayudó a cortarlas mientras Parvati verificaba si se había pegado la poción de color violacio que luego de ponerle las algas comenzó a tomar una tonalidad lila.
En cambio Harry, la pasó verdaderamente mal cuando llegó a su asiento, y no precisamente por tener que hacer la poción o ayudarla a hacer, sino por el compañero que le tocó en suerte (si es que la decisión de Snape se le puede llamar suerte).
Cuando se estaba dirigiendo al lugar donde Draco estaba sentado junto al caldero ya ceía que éste tenía ese brillo en la mirada y que empezaba a murmurar cosas:
-Qué estaban hablando la sabelotodo, el pobretón y vos? Se puede saber? Acaso estaban planeando cómo hacer para que los castiguen y tener la excusa perfecta para no ir a algún compromiso que tenés esta noche?- Por supuestoque Malfoy arrastró las últimas palabras cuando las pronunció, pero así y todo Harry no le contestó.
-Pero si ahora tenés hasta el loco de Dumbledore de cómplice, no? Claro! San Potter no sólo tiene de su lado a la Jefa de su Casa sino, también necesita al Director!- y así le siguieron una cantidad de barbaridades mientras que Harry no hacía más que contenerse de golpear a Draco, con la esperanza de que a la noche iba a lograr vencerlo en el duelo, pero la paciencia se iba agotando poco a poco, a medida que iba escuchando que los inventos de Malfoy acerca de cómo fue que el cáliz lo eligió se convertían en insultos sin sentido muy bien disimulados pero agravados por ese arrastre característico de las frases, llegó un momento en que escuchó algo sin sentido que involucraba al “loco” de Dumbledore, a Mc Gonagall y a Sirius que complotados habían chantajeado al Ministro de Magia para que él pudiese competir en el Torneo; y en el momento en que se estaba levantando para golpearlo escuchó un grito desesperado de Ron pero para cuando se dio vuelta para ver que es lo que ocurría sólo vio a su mejor amigo corriendo hacia el otro lado de la mazmorra y como un líquido anaranjado salpicaba hasta muy cerca de él a pesar que se encontraba en el fondo del aula y Neville casi al lado del escritorio de Snape. Y casualmente se comenzaron a escuchar los bramidos de éste en contra del pobre Neville que temblaba como una hoja a punto de ser despegada de su rama, por el viento despiadado del otoño:
-No puede ser que los Gryffindor no sirvan para otra cosa más que para arruinar mis clases, y ni qué preguntar quien fue el causante de la explosión si el mejor explota-calderos del mundo mágico está en este curso. Sabe qué, señor Longbotton, al finalizar sus estudios en esta casa, si es que queda en pie luego de todas las explosiones que le falta experimentar, puede especializarse, aunque no creo que le falte demasiado perfeccionamiento, y ser profesor de sabotaje de pociones. Ni un muggle, ni un squib hace las cosas tan mal como usted, para colmo manchó todos los papeles que tenía sobre el escritorio con ese líquido que ni se parece a lo que debía terminar siendo la poción, pero su castigo será el mismo que el de sus compañeros así que deberá esperar, usted también hasta mañana para enterarse cuál será.- todo esto, para alegría de Neville se lo gritaba de dos metros de distancia ya que aparentemente no quería ensuciarse con la poción…
-Y ahora todos al pasillo, porque la clase está por terminar, pero antes deben dejar sobre el poco espacio que gracias al señor Longbotton quedo limpio de mi escritorio una muestra de las pociones que las evaluaré, mientras pienso que castigo impondré a los gryffindors…

Y EL GRAN RELOJ DE LA TORRE ANUNCIO EL PASO DE OTRA HORA.

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